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miércoles, 24 de julio de 2024

LA IGLESIA DE CRISTO

 



Nacimiento de la iglesia

 Durante el ministerio terrenal de Jesús, la iglesia como tal no existía, sin embargo, Jesús dijo: “sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18).

La Roca es Cristo. La iglesia está edificada sobre Cristo, Él es el fundamento y esto lo encontramos en 1a Corintios 3:11, que dice: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.

Cristo es la base de la iglesia. Su vida, su misión redentora, su resurrección, sus enseñanzas y sus mandatos son la única referencia que debe regir a la iglesia. Cuando venimos a Cristo, traíamos las manos vacías, nuestros conocimientos acerca de Dios eran muy pobres, no traíamos nada, sólo venimos a recibir de Él. El creyente sólo puede sobreedificar sobre esa base, es decir, hacer toda buena obra conforme a lo enseñado por Él.

 En 1a de Pedro 2:4, el apóstol dice que Jesús es “piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa...”

Esta misma piedra es mencionada por el profeta Isaías: “Por eso dice el Señor y Dios: Miren, yo pongo en Sion una piedra probada, piedra angular y preciosa para un cimiento firme; el que crea no se tambaleará.”  (Isaías 28:16, NVI).

Después de la ascensión de Jesucristo, el día de Pentecostés, es cuando nace la iglesia. Estando reunidos en Jerusalén, los apóstoles y alrededor ciento veinte personas, descendió sobre ellos el Espíritu Santo y todos fueron llenos. (Hechos 2).

 

¿QUÉ ES LA IGLESIA?

La iglesia, por definición es el cuerpo de Cristo. En su carta a los Efesios 5;28, el apóstol Pablo dice: “Cristo es la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.” (Ver también Colosenses 1:18)

En el libro de Hechos, Jesús confirma que la iglesia es su cuerpo. Cuando Saulo de Tarso (el apóstol Pablo) se dirigía a Damasco en su cruel tarea de perseguir a los cristianos para apresarlos, la Biblia dice que repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo, que le dejaría ciego por tres días y escuchó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues”

Entonces Saulo preguntó: ¿Quién eres, Señor? Y le respondió el Señor: Yo soy Jesús, a quién tú persigues.

Obviamente, Saulo no perseguía a Jesús, porque éste ya había ascendido al cielo; pero Jesús le hace entender que si persigue a la iglesia es igual que perseguirlo a Él, porque la iglesia es su cuerpo.

En otro pasaje bíblico, en Lucas 10:1-19, cuando Jesús envía a setenta discípulos suyos para que prediquen el evangelio, les dice: “El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.”

Los cristianos representan a Jesucristo, son su cuerpo.

Dios delegó en nosotros la misión de realizar Su obra en la tierra. Esta verdad también la vemos en la Gran Comisión: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Marcos 16:15)

Si quieres saber cómo es Dios, mira a su iglesia, que es el cuerpo de Cristo.

 

PROPÓSITO DE LA IGLESIA

 El apóstol Pablo en su carta a los Efesios 3:10 nos señala cual es el propósito de la iglesia y dice:

“El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios en toda su diversidad se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales, conforme a su eterno propósito realizado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (NVI).

Esto implica, en primer lugar, que Dios ha confiado a la iglesia la importante misión de enseñar el evangelio y de representarle ante el mundo.

En segundo lugar, significa que las inteligencias creadas por Dios aprenden sobre Su sabiduría a través de la iglesia. Por medio de ella, el mundo puede observar el amor de Dios manifestado en aquellos que han sido redimidos por su fe en Jesucristo.

Además, este versículo nos muestra que la iglesia no solo testimonia el reino de Dios al mundo, sino que también funciona como una escuela para los ángeles, descritos como “poderes y autoridades en las regiones celestiales”.

Los ángeles, de diferentes rangos, están aprendiendo el propósito eterno de Dios, que consiste en otorgar la salvación a los pecadores arrepentidos que han aceptado la fe en Jesucristo.

La iglesia no es un edificio, es el cuerpo de Cristo, que refleja el poder, la sabiduría y el amor de Dios.

En este contexto, la iglesia adquiere un papel relevante, sobre todo en aquellos momentos en los que podemos sentir que Dios nos ha abandonado. Dios es fiel y Él prometió estar todos los días con nosotros hasta el fin. La iglesia es el cuerpo de Cristo que nos imparte sabiduría, nos guía y nos consuela. No estamos solos en ninguna lucha.

La gloria y la honra sean dadas a Dios.