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miércoles, 17 de julio de 2024

LA VERDAD Y JESÚS

 


A menudo oigo a personas inmersas en discusiones que, al quedarse sin argumentos para sostener su punto, concluyen diciendo: "Cristo murió por decir la verdad". Esta declaración, al igual que muchas otras frases populares supuestamente basadas en la Biblia, no tiene fundamento en las Escrituras y, por lo tanto, es incorrecta.

Cuando para defender un argumento alguien dice que “Cristo murió por decir la verdad”, simplemente está diciendo “mi verdad es absoluta” y si por ello tengo que morir, voy a morir como Cristo. Se colocan al mismo nivel de Dios, lo cual es una blasfemia.

Si en una discusión, alguno dice que algo es verdad y otro dice que es mentira, sin duda algo anda mal; porque una cosa no puede ser verdad y mentira a la vez. No existen las verdades relativas ni las verdades a medias. La verdad es lo que es, no contiene errores ni sombra de variación. Una verdad tiene que ser verdad para todos; no es lo que nos parece que es ni lo que quisiéramos que fuese.

La mala noticia para los que dicen que Cristo murió por decir la verdad, es que esta es una gran mentira. La muerte de Cristo es la piedra angular del Plan de Salvación diseñado por Dios desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4).

La muerte de Cristo fue una expiación por el pecado (Isaías 53:10; Hebreos 9:26) y en Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, PARA que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

La palabra clave para discernir el significado del versículo es PARA, que por definición es una preposición que indica la finalidad de una acción y/o indica quién es el beneficiario de una acción.

La preposición "para" señala el propósito o la finalidad de una acción, y no debe confundirse con "por", que indica la causa o el medio por el cual se alcanza un objetivo.

Se nos hace evidente el propósito de la muerte de Cristo. Él murió PARA que quien crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. El propósito de su sacrificio fue la salvación del pecador, y el beneficiario es cualquier persona que tenga fe en Él y le acepte como su Salvador personal.

La muerte de Jesucristo en la cruz del Calvario fue el medio que establecido por Dios desde antes de la fundación del mundo y no fue producto de los deseos malsanos de los judíos que le rechazaron.

Ciertamente Cristo siempre habló con la verdad. Él es la Verdad. Pero no murió POR decir la verdad. Ni siquiera de eso lo acusaron los fariseos. La principal acusación fue la de blasfemo, porque siendo hombre se hacía como Dios. (Juan 10:33).

Hay que diferenciar entre las razones que tuvieron los judíos para perseguirlo y para crucificarlo y entre el propósito de su muerte, que obedeció a la voluntad soberana del Padre (Juan 10:18).

Cristo no murió por decir la verdad, murió para pagar el precio de nuestro pecado y para darnos vida eterna.

Que Dios nos ayude a todos a entender su Palabra y a no repetir herejías.