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miércoles, 7 de agosto de 2024

EL MAYOR PECADO DEL REY DAVID

 




Cuando se estudia la Biblia y la vida del rey David, generalmente se señala como su más grande pecado, la relación con Betsabé y el asesinato de su esposo Urías. En este caso, Dios tomó cartas en el asunto.

La historia de David y Betsabé es un claro ejemplo de las debilidades humanas incluso en figuras tan prominentes como el rey. A pesar de sus logros y su cercanía con Dios, David cayó en la tentación de desear a la esposa de otro hombre. Este episodio nos recuerda que incluso los más grandes líderes pueden cometer errores graves.

Sin embargo, lo más notable de esta historia es la respuesta de David cuando fue confrontado por el profeta Natán. En lugar de negar sus acciones o intentar justificarlas, David reconoció su pecado, se arrepintió sinceramente y buscó la misericordia de Dios. Este acto de humildad y arrepentimiento fue lo que finalmente llevó a la restauración de su relación con Dios.

El perdón divino que David experimentó es un poderoso recordatorio de la gracia y la misericordia de Dios. A pesar de sus faltas, David fue perdonado y restaurado a través de su sincero arrepentimiento. Esta historia nos enseña que, incluso en medio de nuestros mayores fracasos, siempre hay espacio para el perdón y la restauración cuando nos volvemos sinceramente a Dios.

Pero desde el punto de vista de Dios, ese no fue el peor pecado que cometió el rey David, a continuación, se describe:

El rey David se había enfrentado en guerra contra muchos pueblos enemigos y Jehová Dios de los Ejércitos estaba delante de él para herir al enemigo, y además, le dio un nombre grande en la tierra. Todos los días venía ayuda a David, hasta hacerse un gran ejército, como ejército de Dios.

Pero Satanás se levantó contra Israel e incitó a David a que hiciese un censo y esto desagradó a Jehová.

Cuando Dios ordenó a Moisés levantar un censo, el fin consistió en que todos, los de veinte años arriba, dieran ofrenda a Jehová, para hacer expiación. El censo no se hacía con fines militares, sino que se relacionaba con el rescate de los primogénitos de los hijos de Israel.

David no tomó en cuenta esta ordenanza de Dios y ordenó a Joab, general de su ejército, que hiciera un censo. Aunque Joab le recordó a David que era pecado, éste no desistió.

En el libro primero de Crónicas se resalta como el gran pecado de David, el Censo. Este es el punto de vista de Dios. ¿Qué necesidad tenía David de saber con cuántos hombres contaba para la batalla, si era Jehová de los Ejércitos el que peleaba por él y le daba la victoria?

Como humanos, somos dados a señalar los grandes pecados de los demás sin tomar en cuenta el punto de vista de Dios. Sólo Él tiene la potestad de escudriñar los corazones y saber cuál es el pecado más grande de cada uno de nosotros.

No debemos olvidar que Dios nos ha llamado a ponernos a cuentas con Él y que, si nuestro arrepentimiento es sincero, aun cuando nuestros “pecados fueren como la grana” Él puede emblanquecerlos como la nieve. La mayor ofensa para Dios es que no confiemos en Él y que pensemos que es con nuestra propia fuerza obtendremos la victoria.

¡La honra y la gloria sean a Dios!