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jueves, 11 de julio de 2024

LA NEGACIÓN DE PEDRO








 
Lectura: Marcos 14: 66-72
 
EL PAPEL DE PEDRO DENTRO DEL GRUPO DE LOS DOCE
Sabemos quien era Pedro, sin embargo, es importante tener en cuenta lo siguiente:
-Pedro asumía el rol de líder dentro del grupo de los doce discípulos y siempre llevaba la voz cantante.
 
-Pedro fue el discípulo inseparable de Jesús y había permanecido junto al Maestro en todas sus  pruebas. (Lucas 22:28).
 
-Pedro fue ese discípulo que no puede ser pasado por alto, pues hizo la confesión más importante acerca de Jesús: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” (Mateo 16:16)
 
MOMENTO PREVIO A LA NEGACIÓN
Antes de que ocurriese el triste acontecimiento de la negación, Pedro se caracterizaba por su impulsividad.
Pedro mostraba un exceso de confianza en sí mismo, lo cual se evidencia cuando Jesús, poco antes de anunciar la negación de Pedro, les advierte que todos se escandalizarán de Él. Pedro insiste en que, aunque todos se escandalicen, él jamás lo hará. El Maestro le revela que esa misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, Pedro lo negará tres veces. Con firmeza, Pedro le asegura a Jesús: "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré." (Mateo 26:35).
Pedro tenía un alto concepto sobre sí mismo, se sentía muy valiente. Creía que su fidelidad al Maestro era a prueba de todo. Creía que él era una persona veraz y confiable.
 
HONESTIDAD DE LA BIBLIA
Sin duda alguna, la negación de Pedro es uno de los hechos más bochornosos en la experiencia de los discípulos. El relato de los Evangelios bien pudo obviar este doloroso y triste suceso, para no desprestigiar a Pedro, pero no ocurrió así, porque es Dios quien inspiró las Sagradas Escrituras y Dios es veraz. Esa honestidad hace que tengamos la certeza de que la Biblia no miente y que es la Palabra de Dios.
 
Dicho todo lo anterior, el panorama se aclara y podemos entender mucho mejor lo sucedido.
Dios conoce a cada ser humano, tanto así que hasta contado le tiene sus cabellos a cada uno. Dios conocía a Pedro y sabía que debía superar muchas debilidades. Por eso lo somete a esta dura prueba, para mostrarle quién era él en verdad, porque ni él mismo se conocía, pues siempre estaba alardeando de lo que sería capaz de hacer.
 
Pedro bien pudo haber huido como lo hicieron el resto de los discípulos, pero al confiar excesivamente en sus capacidades, decidió seguir al Maestro y exponerse a la tentación.
 
Según dice la Escritura, cuando Jesús es llevado ante el sumo sacerdote, Caifás, era seguido de lejos por Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote (Juan 18:15) por eso pudieron entrar hasta el patio.
Pedro es sorprendido por una criada del sumo sacerdote que le dice “tú también estabas con Jesús el nazareno” (Marcos 14:67) y Pedro negó diciendo: “No le conozco, ni sé lo que dices. Y salió a la entrada; y cantó el gallo.”
Es evidente que Pedro no esperaba que esto sucediera, ni había preparado alguna respuesta por sí le preguntaban ni siquiera se acordó de lo que Jesús le había dicho acerca de su negación. La sorpresa le hace entrar en miedo y su reacción inmediata es alejarse, entonces sale del patio y se va al portal.
Pero huir del problema no es la solución, porque la prueba no ha terminado. Cuando Dios nos somete a una prueba es con propósito, para enseñarnos en qué estamos fallando, a fin de perfeccionarnos.
Pedro se llena de miedo, y es en las situaciones que ponen en peligro nuestra integridad física, donde sale a la luz lo que verdaderamente somos y de qué somos capaces.
Pedro es vencido por el miedo. No sólo niega al Maestro, sino que miente. Y miente porque el ser humano es mentiroso.  En el Salmo 116:11 dice que “Todo hombre es mentiroso.”
 
La prueba continúa, vuelve la criada y le dice a otros que estaban ahí, que Pedro es uno de ellos. Pedro otra vez niega al Maestro.  
Poco después lo vuelve a negar. Pero, además, comenzó a maldecir y a jurar. Probablemente juró en el Nombre de Dios y profirió maldiciones, diciendo:  "pero no conozco a este hombre de quién me habláis." Y el gallo cantó por segunda vez. Pedro había negado tres veces a Jesús.
 
Entre tanto, en el segundo nivel de la casa, Jesús era sometido a un interrogatorio, mientras le golpeaban y le escupían. Cuando Caifás le pregunta ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús le dijo “YO SOY.”
Aquí podemos observar claramente el contraste, Jesús es la Verdad. Pedro en cambio, miente, porque todo hombre es mentiroso. Y Pedro nos representa a cada uno de nosotros.
 
La prueba de Pedro llegó a su fin cuando negó por tercera vez al Maestro, así se cumplió la profecía de Jesús. Después de la negación no iba a pasar más nada con Pedro, porque Jesús dijo que lo iba a negar tres veces y nada más.
 
CONCLUSIONES
Con esta prueba, Dios le mostró a Pedro lo que él verdaderamente era, que no era tan fiel como había dicho, que tampoco era tan valiente como para dar su vida por Jesús y que era mentiroso. Pedro debía corregir sus fallas. Dios lo estaba preparando para futuras pruebas más duras, como por ejemplo su crucifixión.

En esta prueba, Dios mostró su fidelidad, porque recordemos que cuando Jesús anunció la negación de Pedro, también le dijo que Satanás lo había pedido para zarandearlo, pero que Él había rogado porque no le faltara la fe. De aquí podemos aprender que nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra Satanás, La criada del sumo sacerdote no era la enemiga de Pedro, ella sólo fue el instrumento para llevar a cabo la prueba. Nuestros semejantes no son los enemigos que tenemos que vencer.
 
Por otra parte, vemos que la Palabra de Dios es absolutamente confiable y que siempre se cumple. En Su Palabra nos dice:
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana, pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1a Corintios 10:13).
Dios sabía cuál era el límite de Pedro, no le hubiese sometido a una prueba como la que estaba pasando Jesús. Cuando Pedro se quiebra y llora, ahí termina la prueba y Dios le da la salida.
 
Dios no nos somete a pruebas para fastidiarnos o para hacernos sufrir gratuitamente ni para que caigamos y no podamos levantarnos, sino que nos somete a pruebas para que podamos identificar nuestras debilidades y dónde estamos fallando, de manera que podamos corregir aquello que no le es agradable a Dios. A través de las pruebas Dios está perfeccionando la obra que empezó en nosotros.
 
Finalmente es válido decir que nunca debemos envanecernos por ser discípulos del Señor. Quedó demostrado que no importa cuánto tiempo has caminado con Jesús, que tampoco cuenta lo que hayas hecho en el servicio para el Señor, las pruebas son inevitables y forman parte de nuestro crecimiento espiritual.

Como se señaló al principio, Pedro era el líder, el que había hecho la confesión más importante de toda la Biblia, el que había estado presente en los momentos más importantes del Maestro, pero no por eso fue eximido de las pruebas.
 
Pedro debía cambiar, porque pronto cumpliría un encargo de Jesús, muy importante: Guiar la grey del Señor.

Toda la gloria y la honra sean dadas a Dios.