Cita: “Amad a vuestros enemigos” (Mateo 5:44)
El cristiano evangélico, en todo momento, se encuentra bajo la atenta observación del adversario, quien busca cualquier motivo para señalarlo y desmantelarlo. Se nos reprocha por ser indolentes y temerosos. Por ello, debemos aferrarnos a la Palabra de Dios, con el fin de comprender cuál debe ser la postura adecuada del cristiano. Dios es amor, tal como lo establece la Biblia. Sin embargo, se trata del amor ágape, cuyos pilares fundamentales son la Verdad, la Paz y la Justicia.
Durante su ministerio terrenal Jesús tuvo acérrimos enemigos, sobre todo los fariseos. Su discurso en contra de ellos fue directo y fuerte. Nunca los trató con palabras suaves ni con medias verdades. Les llamó hijos del infierno, guías ciegos, insensatos, llenos de robo y desenfreno, sepulcros blanqueados, serpientes, generación de víboras. (Mateo 23: 15-33).
No encontramos en los evangelios ninguna referencia a que Jesús le haya pedido perdón a sus enemigos ni que se haya disculpado por su lenguaje fuerte. Al contrario, siempre los denunció por la injusticia social y económica (Mateo 23:23-26). A los mercaderes les llamó “cueva de ladrones” (Mateo 21:13). Su protesta era contra toda injusticia y la impiedad en cualquier forma.
Incluso llamó Satanás a Pedro cuando éste quiso interferir en su misión, (Mateo 16:33) porque el Maestro siempre fue perfecto y nunca hizo acepción de personas. Su justicia es perfecta.
En la última semana de su ministerio, Jesús encabezó lo que hoy llamaríamos “una marcha subversiva”, que provocó la furia de las autoridades cívicas. (Mateo 21:8).
Luego ocurre lo inexplicable para muchos: Jesús ruega al Padre pidiendo perdón para sus enemigos (Lucas 23:34), se refería a la turba manipulada por los sacerdotes. Aquí expresó la forma más sublime del amor hacia el enemigo. Esto no contradice a la denuncia hecha por Jesús ni es una manera de retractarse por su discurso fuerte. En Jesús no existe la contradicción.
Amor no es callar ante las injusticias. Amor no es igual que permanecer aislado de la verdad y hacerse de la vista gorda. La indiferencia ante la masacre de nuestros hermanos niega el amor al prójimo, que deberíamos amar como a nosotros mismos que, seguramente protestaríamos si la injusticia nos tocara directamente, si tuviéramos nosotros que poner a los muertos.
La pregunta es: ¿Cómo amar al enemigo)
Igual que lo hizo el Maestro. Denunciando la injusticia y condenando la crueldad. Diciendo la verdad, para que resplandezca la paz y la justicia. No es asesinando a los que nos asesinan; porque entonces vendríamos a ser peor que ellos. La denuncia tajante es la manera en que Jesús mostró su amor al enemigo, esperando que se arrepintieran; porque Él no desea que las almas se pierdan.
Hay que denunciar, pero también hay que orar como lo hizo Jesús, pedir por el enemigo, que se arrepienta. Predicarle el evangelio y la gracia salvadora de Dios. ¿Para qué? “Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:44).
La gloria y la honra sean dadas a Dios
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