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jueves, 3 de octubre de 2024

SEA LA LUZ

 


Lectura: Génesis 1:1-8

Cita: Génesis 1:2-3: “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” 

 Donde sólo había tinieblas y desorden, Dios con el poder de Su Palabra, hizo que la luz fuese.

Cada ser humano es comparable a un universo infinito, en el que repentinamente puede surgir el caos. El caos por sí solo no puede ordenarse, alguien tiene que ordenarlo y tener poder para hacerlo.

 El proceso de ordenar puede ser doloroso y extenso. Colocar cada cosa en su lugar y quitar las que están estorbando, significa que sufriremos pérdidas. Mas al final, cuando la obra se haya finalizado, percibiremos una dulce armonía, capaz de restaurar nuestro espíritu.

Los seres humanos tienden a acumular objetos, a menudo de poco valor. En otras ocasiones, se aferran a ideas, lugares o personas, encontrando difícil deshacerse de aquello que es superfluo en sus vidas.

Cuando estamos atravesando por las tinieblas, debemos confiar en que Dios en el momento preciso nos hará ver la luz, para que avancemos por el camino superando los obstáculos que nos impiden el paso. Asimismo, seremos capaces de ver todos aquellos objetos que no contribuyen a la armonía de nuestro escenario.

 En este punto es elemental aceptar la voluntad de Dios y Su Señorío, reconociendo que aun cuando no entendamos el porqué de algunas pérdidas, todo cuanto Él hace está orientado a restaurar nuestra armonía.

A Dios como Soberano, nadie le ordenó que pusiese orden en medio del caos y las tinieblas. Lo hizo porque pensó que era bueno. Muchas veces Dios actúa sin que nosotros se lo pidamos, sencillamente advierte el desorden que impera en nuestra existencia y procede a ordenar.

 Que Dios nos ayude a todos a comprender su infinito poder y su misericordia y a no olvidar que para Él lo imposible no existe.